jueves, 11 de abril de 2019

Pastillas para llorar


La depresión esta gobernada por unos efectos de marea infranqueables, supeditada al antojo estelar del que es imposible escapar. He nacido en un mundo social repleto de la falta de cuestionamientos, las verdades más atroces nadan a sus anchas entre la apatía remunerada de la esclavitud.
La oveja negra en la que me he convertido por inercia es victima del contraste de inteligencias. Donde ser o no ser no es opcional, donde razonar esta mal visto y oponerse lo empeora.

Una barca de papel entre terremotos eléctricos cargados de sueños. Ruido de estrellas moribundas que lloran un oscuro despertar de madrugada con el anaranjado brillo de luces que entran a la penumbra por la ventana, haciéndose amigas de la visión, trasformando las formas en sombras, acentuando la propia ausencia emocional. Se comienza a vislumbrar el suicidio, las maneras de llevarlo a cabo para luego pasar a las causas reales del dolor que se trasforman en homicidio. Esa imagen de satisfacción al acabar con la enfermedad relajan, ayudan a conciliar de nuevo el sueño, sentir aunque sea ficcional la justicia real, la paz.

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