Busque entre las ángelitas una sonrisa que no conocía y ninguna me convencía. No fue lo que soñé y baje. Al regresar a casa encontré el hogar que fielmente resguardaste, el lugar de rey en ti, tú promesa de princesa en mi.
viernes, 19 de septiembre de 2014
Tu lugar / Mi lugar
Busque entre las ángelitas una sonrisa que no conocía y ninguna me convencía. No fue lo que soñé y baje. Al regresar a casa encontré el hogar que fielmente resguardaste, el lugar de rey en ti, tú promesa de princesa en mi.
jueves, 18 de septiembre de 2014
La imagen perfumada / El sueño del aroma
Imagino como te escabulles en mi pensamiento y observas lo que yo veo, descubres que en mis ojos solo esta tu rostro, como si te miraras a un espejo, eso significa que yo desde tan lejos te estoy viendo, observando tu rostro bello.
El marco que ya conoces lleva la imagen de lo que provoque aquella tarde en tus ojos, cuando la lenta tomo la imagen más pura del amor. El porta retrato esta rodeado de flores blancas con un perfume que tu empatía logra oler, frescas, vivas y cargadas de la esencia que te caracteriza.
Flores frescas en ofrenda a tu belleza, la flor de jazmín que mejor te representa. La representación de la fragancia, tu flor, tu aroma. Cuando llegue el día llenare el jardín con la representación floral de tu ser. Creare ramos de flores que decoraran la estancia y la misma imagen que ahora en mi mesa de luz decoras. Que utilizo para dormir, perfumado por tu imagen y tu aroma. Enamorado por siempre de ti.
Me he enamorado de la fotografía del marco de la mesa de luz de mi cuarto.
martes, 16 de septiembre de 2014
Mi voz
Es raro y cercano a lo ridículo como
logro encontrar por instinto o por azar exactamente lo que siente mi
alma. Un exacto reflejo de nuestro ayer, que ahora es un presente
claro. Una lírica de nuestra realidad actual. Pero con esa
diferencia que se canta, porque seria exactamente lo que yo querría
oír. Pero tú no me harás el favor, no me darás lo que quiero y
necesito. Del amor al odio hay un solo paso y estas apunto de
traspasarlo.
Me amas y te vas, es un sin sentido que solo tu puedes aceptar. Aun así te amo y no puedo dejar de pensar que maniobra usar, que hará si ya no estas. Eres una niña, pero plenamente consiente del poder que manejas, de como puedes manejarme. Ahora todo queda en una sola pregunta, la que me hago constantemente durante todo el día. Esa pregunta la conoces, y solo si la respondes bien seras feliz. Haz hecho de algo serio un mero juego. Y apenas he escuchado un llanto por las noches mientras me abrazas en la cama.
Me amas y te vas, es un sin sentido que solo tu puedes aceptar. Aun así te amo y no puedo dejar de pensar que maniobra usar, que hará si ya no estas. Eres una niña, pero plenamente consiente del poder que manejas, de como puedes manejarme. Ahora todo queda en una sola pregunta, la que me hago constantemente durante todo el día. Esa pregunta la conoces, y solo si la respondes bien seras feliz. Haz hecho de algo serio un mero juego. Y apenas he escuchado un llanto por las noches mientras me abrazas en la cama.
domingo, 14 de septiembre de 2014
La magia no sobra
Me hace recordar que cierta cantidad de
magia nunca viene mal. Que los sueños son mejor si existe la
fantasía de cumplirlos. Que vale la pena recorrer más allá de una
galaxia para llegar. El amor esta en aquel lugar donde nosotros nos
encontremos, no hay que buscar más, solo sintiendo el latir del
pecho vamos a lograr hallar aquello que por tanto tiempo hemos
buscado. Quizás eso viva fuera de nosotros, que respire y tenga un
latir. Puede que ese latir no lata por nosotros como nosotros por el,
pero justamente de eso se alimenta el amor, de ser contrario a la
negativa de los sentimientos de otros. Si uno no comenzara a amar
incondicional, puede que nadie se animara a ir más allá.
jueves, 11 de septiembre de 2014
Intimidad
Ayer hicimos el amor y fue muy lindo,
todo entre nosotros es divinos. Pero quiero hablarte de algo
distinto, incluso más lindo, una visión de futuro.*
-¿Qué hora es?. El agua de lluvia de
la ducha se corta, se escucha los ganchos de la cortina que sonorizan
la salida. Una luz nocturna, una puerta abierta deja ver una puerta
entre abierta, un pasillo por el cual puedo ver unas piernas que se
apoya en el taza para secarse, una toalla que acaricia las nalgas,
una espalda, un cabello mojado. Entre un extraño perturbar, entre la
percepción más felina giras en una sonrisa, los ojos se miran, el
cruce de un cuarto a otro entre un par de puertas y dos pares de
miradas. Una mano tapa la intimidad, y el cabello tapa la glándula
del alimento, la puerta se cierra en lo que no es pero parece una
carcajada.
Despierto lentamente de mi ilusión por
el sonido constante del secador. Enciendo el tenue velador, el que
lleva encima una seda distinta cada día, cada noche. Hoy la tela es
morada, hoy es esa luz la que pinta las paredes blancas. Y me siento
en la cama, me siento en el respaldo con las manos caídas, con los
pies extendidos en una cómoda posición, como un gato manso
manipulado para la diversión. Aun muy dormido, con la mente en esos
previos segundos en los que vi a mi mujer, como siempre la veo y
nunca puedo dejar de creer.
Una luz resplandece y un ángel
aparece. El ángel cierra tras de si la puerta y se oscurece sin
dejar de brillar. La puerta del cuarto se cierra, se acerca. Lleva
encima una blusa y unas bragas a juego del mismo color. Las recuerdo,
porque las quite tantas veces, porque se lo regale yo.
Va con una, va con otra, se arrodilla
encima de mi, encajándonos perfectamente. Lleva hacia mi cara sus
dos pechos, me abrazan, me abrazas. Siento el calor, esa humedad de
después que te deja el ardor, el olor. El jabón que prefiero, el
jabón con el que siempre le lavo tras hacer el amor.
Te separas, y tomas con tus dos manos
mi cara. Apuntas, me besas, abres mi boca con tu lengua y te escondes
en ella. Bailas con el sabor al dentífrico fresco enjuagando mi boca
con tus besos. Siento como las piernas aprietan mis costados, y ese
movimiento excitado que roza tela con tela. Llevando con tu acción a
donde quieres llegar. Y ahora mis brazos dormidos se levantan, y con
fuerte delicadeza atrapan tus nalgas, y siguen el movimiento y te
ayudan a seguir, en aceptación, lo que haces es correcto. Siento
como me comienzo a mojar, y me despego del movimiento para dejarte
sola continuar, llevo mi brazo derecho a tu espalda, el izquierdo va
hacia tu privacidad, y desde el exterior despega de tu vagina el
tanga, lo acurruca a un lado para acariciar. No te despegas de mi
boca, es una lapa que no se separa, nos succionamos, tragamos las
salivas mezcladas, respiramos lo que el otro exhala. Ahora mis manos
también están besando tus labios que se humedecen y sueltan miel.
Los demás dedos se pelean por conseguir absorber el alimento que
suelta tu ser y dos de ellos ganan, y se sumergen, entran en ti, y es
cuando están dentro que te separas, que te despegas de mi boca en un
hilo y conectas frente con frente. La boca carnosa deja caer la
saliva, que golpea en mi desnudo pecho, y los otros labios van
mojando a su vez mi mano.
Me das un rápido beso, me abrazas
depositando tu cabeza en mi hombro, y con tus manos que antes estaban
entre mi cabello y mi cara toman esa mano mojada. Con mucha fuerza la
toma por la muñeca, la sujeta, sin mover un dedo obedezco. Y
lentamente, lentamente comienzas a bajar, a hacerme entrar. Subes, y
bajas intentando calcular, intentando coordinarnos. Y cuando estas
bien lubricada, lo haces cada vez más rápido, rápido. Mueves la
cintura con firmeza, con un movimiento perpetuo y controlado,
seductor, enamorado.
La boca sigue brotando saliva, porque
sigue abierta y viva. Comienzas a gemir, a gozar, y yo comienzo a
excitarme más. Logra llegar, una vez, y otra, y me muerdes el
hombro, y eso me vuelve loco. Gritas, gritas, metiéndote los dedos
hasta el fondo. Caes rendida, y desde dentro los muevo buscando el
punto, y lo estimulo, lo controlo para hacerte correr. Cuando
eyaculas no lo puedes creer. El orgasmo es incomparable, los
temblores incontrolables. Llenando de lubricante natural mi pantalón.
Estas sudada, traspirada, pero te
levantas. Te quitas el tanga. Con un movimiento simple te desprendes
de la blusa. Te acaricias un pecho, te acaricias el otro y me
preguntas si los quiero chupar. Yo no te respondo, pero te acercas y
vuelves a arrodillarte en mi. Me amamantes mientras me miras desde
arriba chupar y lamer esa belleza enormidad que tienes colgando en tu
cuerpo. Me das con uno, me das con otro mientras abrazas mi cabeza y
la acaricias. Atrapado entre aquellos dos bustos hermosos. Me frenas
robándome un beso. Me palpas la entrepierna, y descubres que ya esta
llena, que ya puedes hacerte penetrar. Vas hacia el borde de la cama
llevando contigo mis calzoncillos y mis pantalones. Los dejas
desparramados en el suelo y te sientas en el borde de la cama,
cruzando tus piernas, mirándome con ojos indiscretos. Sigo
desparramado, muy contento. Te escupes la mano y la untas desde el
glande, pasando por el tronco y apretando mis huevos, con fuerza
mientras los estiras y pones una de tus caras rasas que me saca una
carcajada. Comienzas a masturbarme mientras no dejamos de mirarnos,
lo miras, lo acaricias. Me vuelves a mirar y desprendes tus piernas
para poder darme más fácil otro beso. Me metes los dedos en la boca
con la otra mano, cierro los ojos y comienzo a chuparlos. Son dos,
los mismos con los que te masturbaste con mi mano, mismos nombres,
otras manos. Cuando los sacas de mi, los llevas a tu vulva y empiezas
nuevamente tu solita. Solo estimulando el exterior, y mientras
comienza tu gozo aprietas con más fuerza el mio. Y la rapidez es
igual, erógenamente especial.
Cuando te paras me extraña. Paras. Vas
otra vez hacia el final de la cama, me miras, y miras como mi
excitación sobresale de mi cuerpo. Me tomas las piernas, y tiras
hacia ti con una fuerza fantástica, la que todo el tiempo de
entrenamiento juntos logro. Con ese cuerpo que desmalla.
Acostado en la cama, giras, te das
vuelta y te arrodillas en mi cara, me ahogas con tu vagina que
comienzo inevitablemente a chupar, absorber, comer, disfrutar. Bajas
con cuidado para no atragantarte de pronto con mi pene, y comienzas a
probar. Primero lo lames, de arriba a abajo, chupas el honguito
apoyando tus labios en el, lamiendo despacito con la punta de la
lengua. Te lo metes en la boca, sujetándolo con una mano, lo comes
como si fuera un helado. A veces frenas para gemir, porque mis labios
están tranzando con tus labios. Y mi lengua lucha para introducirte
en ti.
Al terminar el mutuo oral te resbalas
de mi boca, vas como un caracol dejando tras de ti la marca del
camino. Abres el cajón de la mesita y sacas un condón. Mueves la
cabeza, para que quede detrás de la espalda tu pelo. Me miras con la
boca llena de saliva que con la manga de tu piel limpias. Abres la
bolsa con la boca y escupes el envoltorio, me lo coloras, veo bajo
tus nalgas el tronco de color amarillo. Meneas tu cola, tus nalgas
rosan con el bulto hinchado que ya esta bien formado, en un latir de
calor y amor. Te colocas. Bajas suavemente hasta el fondo, llenándote
completa. Y siento sin verlo como tu boca se abre con el retorcer de
tu cuerpo. Haces movimientos circulares con la cintura, y mi pene se
mueve a tu compás, con ritmo dentro de tu cuerpo. Ahora soy yo el
que comienza a gemir, a gozar con tu sexualidad, y al tomarte de la
cintura tu posas en mis manos tus manos, y las acaricias, y me ayudas
a ayudarte a seguir ese ritmo tan sensual.
Caes hacia atrás, y fuertemente te
levanto, te acomodo con mis piernas y mis brazos. Sentándome,
sentándote. Ahora estoy en posesión del ritmo, ahora esta en mi
control la intensidad de la penetración. Y se comienza a sentir en
el cuarto ese aire de cansancio pesado, de sexo apasionado, el olor
del amor físico que los amantes logran al conectar.
Estamos sentados, yo un poco encorvado
para no desconectar. Mi altura a veces los obliga a buscar el encaje
de los miembros. La lubricación me permite empezar fuerte para
hacerte enloquecer. Te doy mucho muy rápido, y eso te curva, y los
pechos botan apuntando hacia los cielos donde ahora te encuentras. Te
gusta, te gusta tanto que me pides que no pare, que te reviente, que
te de todo lo que tengo dentro. Y me amas, y me lo dices, y gritas
que te posea, que luche por vos. Cada vez, mientras más cosas dices
más me esfuerzo por golpear nuestros cuerpos y me quedo mudo porque
no puedo aguantar más y te das cuenta al momento cuando es mi
momento. Te despegas de mi dejándome paralizado en el momento punto.
Te giras, me miras. Me atas el pene con los dedos de una mano
fuertemente para cortar mi llegada, sacas el preservativo. Metes de
nuevo mi pene en ti y me abrazas con ambos brazos. Estamos los dos
sentados en la cama, abrazados, y me dices al oído -Inseminame, mi amor, hazlo. Lo repites, repites esa sola palabras, y te
mueves y quieres que te llegue dentro, y la repites y no paras, y yo
voy fuerte, voy con todo. Exploto en tu interior, como nunca, con un
fuego que quema, sientes como estalla en mi lo prohibido. Llegando
junto al orgasmo me clavas las uñas, y el aliento no para.
Temblamos, mis momentos son tan fuertes como los tuyos y nos quedamos
electrificados por mil segundo.
El néctar empieza a caer desde tu
interior. Lo sientes, y con un dedo tomas un poco de mi pene aun
erecto. Sonríes y lo lames. Me presuntas si quiero, y yo contesto
que solo si es de tu boca. Me besas. El semen, el flujo, la saliva,
el amor se mezclan en nuestras bocas. Nos besamos en un trance sexual
que nos llena de vida y felicidad.
domingo, 7 de septiembre de 2014
Luz de estrella
Alimento el sol de tu corazón con
poesía y amor.
Ese sol lunar tan hermoso.
La luna de tu alma brillara radiante
por el reflejo de la luz de mi espíritu.
Puede que tu sol se haya extinto, pero
la luna eterna seguirá, y cuando estemos cerca brillara como estrella.
sábado, 6 de septiembre de 2014
Nada más sincero que la verdad
Sos inteligente y puedes comparar, nuestro mundo y el de verdad. El de la verdad malvada y estúpida, el de la realidad de un amor puro y amoroso que te ama sin parar. No tengo de que arrepentirme, no tengo porque llorar, si lloro las lagrimas saldrán tras la sonrisa de amistad, tras la carcajada honesta de una broma que solo nosotros podemos interpretar. Yo no me arrepiento de todo lo nuestro, y quiero creer, y diciéndolo con total sinceridad, que vos tampoco jamas lo lamentaras. Te amo, de verdad
jueves, 4 de septiembre de 2014
Luz de Luna guía mi camino
Sol radiante en paso subterráneo. Un abrazos, pesos necesarios. Un camino similar en diferencias contundentes. Un picante de otro lugar tiñe el hambre. Extraño el momento y el lugar, cuando mi mente te materializo en en ese mismo lugar que mis pies tocaron sin pensar. Pensando tristemente en tu ausencia, pensando alegremente en lo que seria y es (claramente en mi mente) un paseo contigo de la mano. Ese que es imaginado y sera materializado. Ese orden, ese lugar, ese momento de la vida en la que todo se une en uno. Bajare, allí estarás, llorando quizás, imitando como un espejo mi mirar.
Me pregunto donde estarás, pienso en lo raro que es extrañar un alma tan lejana, a la que no estoy acostumbrado a perder por mas de diez horas. Pienso en el delicado hilo del amor, pienso en el delicado sentimiento como hilo tenso de araña, tan resistente, tan frágil ante gigantes.
La luz de Luna brilla fuertemente. La luz de Luna ilumina mis caminos, La luz de Luna sabe donde estoy, de ella no puedo esconderme. La luz de Luna me hipnotiza, me enamora de una forma, me une a ella en un lazo de seda. La luz de Luna, tu luz, tu aura y tu ser. Tú, mi ama. Dulcemente,siempre por ti.
martes, 2 de septiembre de 2014
Besos
Respiro un fuego
inconfundible,
capaz de alterar todos mis
sentidos,
el fuego del aliento se
abraza a si mismo para besar.
Se llena de una vida
entregada, a mi,
al amor que siente que me es
regalado.
Me hace un hombre
privilegiado.
Hermandad, fuerte acero.
Algo entre dos fusionado,
una fuerza entera y nuestra.
El candado y su contraseña.
Fuerza por coraje, lealtad
de amor.
Es una sonrisa mágica que
sale con el sol,
me despierto a su espera.
Duermo con su luna al salir
su luna.
Cuéntame el secreto de un
extraño sueño,
de algo perdido en los
recuerdos.
Cuéntame que significa esa
dulce sonrisa,
la que escondes tras la
lagrima de tu mejilla.
Rosa el pastel y los cisnes
que se besan.
Rosa un amor que elige ser
rosado con la ternura de un tono sensual y delicado.
El beso caramelo de oro.
Sanando como lobos las
lenguas lastimadas.
Abrazados como los osos que
no son osos,
yo de color neutro y vos de
color rojo.
Volando con la destreza por
la tiniebla,
volando sin ser aves por un
manto sombrío.
Volando ciegamente hacia
aquel lugar desconocido,
sin perder rumbo, siempre
con el objetivo.
¿Donde se encuentra aquella
felicidad que alberga mi pantalla?
¿Donde esta la causante de
las vibraciones?
¿Donde esta y quien es, es
por mi que es como es?
Me lo pregunto en secreto,
me los responde a los cuatro vientos.
Es sin duda la verdad, la
verdad, y rezo por la verdadera,
la definitiva, mi alma
gemela,
el otro trozo de un alma que
no esta entera.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Frutilla a la Reina
Recuerdo los labios llenos de un suave
color pardo, ¿Dulce de leche quizás?, creo que no. ¿Tú que
recuerdas?
Fue hace un par de años, quizá más.
La noche tras la velada de tu cumpleaños. Profundamente tarde en una
noche, hermoso un beso en mi aterriza, y yo, que aun no estaba
dormido, reí con calor. -Helado -pronuncia tu voz-. -Lo comimos todo
-surge en la oscuridad de la mía-. Una luz se enciende, y mis ojos
se giran junto con mi cuerpo y te miran, llegando a los tuyos, que no
estaban afectados por el repentino resplandor. Arrodillada con una
camisa tan larga que parecía una capa, te hacia un dulce fantasma.
-Te dije que helado -replicas-.
Tarde el reloj, enfrente de la puerta,
llevas un pantalón de lana negro, un abrigo mio aun más
fantasmagorico, aun más dulce. Y yo igual que tú, pero con
zapatillas en vez de con pantuflas de dinosaurio naranja. Las miro, y
me miras. -Es mi cumpleaños -dices-. Y yo pienso que ya ha pasado
hace mucho rato. Entonces abro la puerta, y bajo el bordillo de
salida, coloco las manos y espero tu salto. -Vamos caprichosa -y
saltas-.
Vas casi dormidita, veo como los nuevos
peluches naranjas botan a cada paso que doy, pienso que fue un lindo
regalo, y me alegro. Siento tu cabeza cayendo en mi hombro por
detrás. Y me doy cuenta que viajas pensando, paseando el paisaje en
tu mente. Disfrutando de la noche, como al entrar a una ciudad nueva,
con una paz y tranquilidad serena. Esta húmedo y fresco, muy
agradable, completando el circulo perfecto de un día cálido y
soleado. Se ve como la leve lluvia baño el pueblo poco antes.
Hermoso.
Cruzamos calles, pensando en que voy a
pedir, imaginando que pedirás tú. Un dulce de leche, algún
chocolate, supongo. Al llegar, lo vemos abierto, de madrugada, cuando
el antojo del helado despierta. Como te despertó a ti esa noche, por
lo que me hiciste levantar a mi. Te bajo, y te dejo cerca, sentada en
un banco. Dulce me miras, mientras me acerco a pedir. No has dicho
nada desde que salimos de casa, y presiento que serán una de esas
raras noches, en la que solo hablas con miradas.
Observo los sabores, recopilo lo que
quizás quieres probar. Y pido, pido, un cucurucho grande, el más
grande que tienen que es muy grande, pido dos. Yo se que el mio me lo
comeré, y se que si no quieres me darás del tuyo, aunque más de
una vez, ese cuerpo pequeñito y delicado logra ganarme. Doy a cobrar
y regreso con dos conos monumentales, que forman un diamante a lo
lejos, mitad barquillo, mitad helado. Una sonrisa enorme pone tu cara
al observar, pero es una sonrisa muy simple, sin mostrar la
dentadura, es enorme, y a la vez muy pequeña. La imagen que
representa lo que me siente tu verdadera identidad. Yo, intento
llegar a la misma intensidad, con la sencillez.
En una mano, una dulce crema de nata
blanca, decorada con frezas rojas grandes como manzanas. En la otra
mano, lo mismo, pero de un helado rosado, con canicas rojas intentas
de cerezas. Me siento a tu lado y me miras, con las manos hundidas en
el abrigo demasiado grande. Miras los helados, sonríes y me miras a
mi nuevamente. No se que hacer, no dices nada, y quiero seguir el
juego de no hablar. Entonces me pongo de pie, y nos vamos por el
parque, la fuente y los bancos que tiene la heladería, tiene algunos
rincones privados. Me sigues fielmente hasta un lugar, donde hay una
pequeña fuente de agua en forma de catarata a nuestra espalda.
Le doy un buen lenguetazo al helado de
frutillas, y te lo llevo el resultado a la boca, te alimentas de mi,
me la envuelves con los labios y recoges. Me miras seria, y
entusiasmada por la idea. Con esa mirada de amor eterna. Y las
frutillas viajan hasta tu boca. Nadie nos ve, nadie esta cerca y
estamos en nuestro hogar, jugando, tonteando, haciendo lo que a
nosotros nos gusta jugar. Al contacto dulce y divertido, sexy y
tranquilo. Como también del helado, hasta que siento que en la otra
mano, algo va resbalando. Entonces me lo quitas de la mano, giras
enteramente el cono para limpiar los bordes. Tomas hábilmente con la
lengua la cereza que corona la fría colina, juegas unas vueltas con
ella en tu boca, y me la muestras entre los labios. Buscando captar
mi atención, buscando que la robe. Se deja robar, pero sin antes
jugar conmigo con ella de boca en boca. El mismo proceso se repite
con las cerezas, con las frezas.
Al acabar el helado, te me quedas
mirando al masticar el cucurucho, algo tan normal en vos. Ese regalo,
la fascinación que tengo por verte hacer cualquier cosa, que conoces
y buscas entregar.
Con la punta del cucurucho, te doy un
beso de pingüino, que me rompes de un mordisco tenaz y divertido.
Estas feliz, me abrazas mientras, sentada en mi regazo. Ves que llevo
algunos dedos manchados para limpiarlos con saliva. Solo llego a
limpiar uno, otros dedos son atrapados por ti, y limpiados a tu
manera.
Los besos, el sabor de ellos mezclados
con el helado, ¿Lo puedes recordar?
Recuerdo que volví contigo a casa,
ahora, abrazados por delante, estuvimos mucho tiempo sentados,
pasando el tiempo con amor. Te quedaste dormida, y volví a llevarte
en brazos.
Respirabas mi cuello, sumamente
agradable. Hasta que por la mitad del camino, un relámpago broto,
junto a miles de gotas de lluvia. Llevabas la capucha, yo no tenia la
mía, y no podía soltarte. No quería sostenerte con una mano he
interrumpir tu tranquilidad. La lluvia caía, y no lo notabas, estaba
tibia y yo seguía mientras nos empapábamos. Lo recuerdo claramente.
Dos o tres manzanas, totalmente
mojados, y vos aun sin despertar. Abrí la casa y entramos, aun te
tenia en brazos. Entramos en el baño y despacio te deje en la ducha,
mientras iba a buscar el calefactor. Al regresar, te veo despertar,
intentando averiguar como terminamos así. Sumamente feliz,
sonriendo, goleando con el pie el grifo que se abre y comienza a
mojar, mojando aun más la ropa mojada. Me estiras la mano y me
invitas a entrar, y así lo hago. Compartiendo la locura de tu risa.
Abrazados, me sacas la lengua, solo una
puntito con forma de frutilla. Y la muerdo, y la guardas sonriendo,
diciendo, -Yo se algo con certeza, tú fascinación secreta por la
cereza.
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