jueves, 25 de febrero de 2016

Corazón que late justifica


Esa infinidad de señales que vienen y van, entre serias caras y bellas sonrisas. Los ojos ocres me miran de una u otra forma. Dejo de sentir aquellas típicas emociones mundanas de la vida cotidiana, tu mirada me trasporta a otro nivel, donde los sentidos dejan de ser aquellos cinco, se multiplican a cada segundo.

El recuerdo de los besos olvidados regresa para terminar de borrar todo aquello aun marcado. Se elimina por completo en una tempestad suave y liquida, la saliva fluye en una danza incontrolada que parece perfectamente coordinada. No me deja parar, no me deja apartarme, me domina, me atrapa, no quiere escapar, por siempre tendido en aquel lugar. Contigo, siempre contigo.
Unas lagrimas que se han de secar, un rostro que se esconde para no ser perturbado por otro que no ha de juzga. El crecimiento lento de un incontrolable sentimiento. No pude besar la sal añorada, pero pude estar en su presencia sagrada. Me arrepiento de no haber plasmado el momento, pero el momento registrado se encuentra en nuestros recuerdos, en la opción de reincidir contigo.

Deseo, a las estrellas que en esta noche nos miran, contigo pueda permanecer, como un pilar inalterable de tu ser, como aquel regalo que se hace espíritu conmigo. La persona que deseo para mi mismo.
Regreso existiendo, siempre de negro, aceptando un destino repetido. La voluntad de apostar a la rectitud que quita sin apenas retribuir. El honor, o aquella ética retrograda de tanto valor. Pienso, viéndome a mi mismo de la misma forma, con los mismos sentimientos que me ahogan, puede que sea yo mismo, o mi real destino, el que fomento yo mismo.

Sin ver, encontrarte. Siempre allí, en lo más oscuro de mi mente donde claramente nos encontramos para miramos. Eres una nueva clase de persona que solo tiene un calificativo: señalarte, mostrar una fotografía, describirte, pronunciar tu nombre; formas indefinidas de nombrarte. Solo un método puro que escapa a la literatura, sin espejos, sin cristales, ir a buscarte, observarte.
Solo tu misma tienes la clave, solo tu mirada lo puede expresar, solo estando a tu lado. Respirar de tu respiración, compartir el mismo espacio. Solo tu tacto, solo tu piel, solo la suavidad de tu cabello sobre mi cuerpo.

Felicidad, mirarte partir sin mirar atrás.
Felicidad, lagrimas que correr en paralelo, a la par con las mías que tu no miras.
Felicidad, esa mirada confusa.
Felicidad, los temblores que la ansiedad promulgan.
Felicidad, por ver tras la corteza un alma triste y seca.
Felicidad, por desear a la persona que la crea.
Felicidad, recomenzar, volver a amar.
Felicidad, por asumir los males y luchar, desear vencer, triunfar.

domingo, 21 de febrero de 2016

Paradigma de momentos


Aquella realidad imparcial de un momento concreto que no busca concretar. Una barrera mimosa que prefiere los sueños. Anular la confirmación de un avance recto.
Una mirada enorme tras la cortina rojiza, pasajero único, quizás. Propio en desigualdad, desigual en pasados sentimientos. Fe, confirmado el deseo.

La manzana de la cabeza conjunta con un cabello que ondula ante el enfrentado viendo. Pareciera que la canción de las amapolas azules se hiciera realidad, aquella propia brisa capaz de estimular un propio mundo. Ondea por mi, para mi, y me regocijo de la magia conjuntada, mi magia y tu magia.
Deseo el símbolo del pecado que no es un fruto de fibra y azúcar, es una manzana para recuperar fuerzas tras masticar una carne viva. Limpiar los labios y la garganta, una gran dentadura fría.
Todo esta, todo forma parte. Existe y existirá, para mi o un gran cualquiera desconocido para el dúo. Recuperé una forma de pensar que lamentablemente faltaba desde cero. Ahora esta, el cambio es definitivo, pero jugar con todo siempre tiene la misma complejidad. La matriz llena de fallos, el tatuaje terminado.

jueves, 18 de febrero de 2016

O al revés


Ella era la araña y yo el gato. La curiosidad pudo con nosotros, fue lo que fuimos, el antes y el después de un mismo y diferenciado futuro. No cambiara lo que en mi piel fue marcado, no cambiara el sentimiento, no se ira de mi aquel veneno. Me hizo mejor, y no me planteo las huellas que pude haber dejado. La negatividad jamas negara la realidad. Por más que se tapes con fuerza tu mirar, el mundo sigue girando sin darnos cuenta del tiempo que va pasando.
Tus fotografiás siguen viéndose de la misma manera, las mías son distintas a las que me negué cuando fingías ser ella.

viernes, 12 de febrero de 2016

Uno con la luz


Sí, pero justo al comienzo de la frase empieza la verdad, la clave para continuar. Arrepentirse es aceptar al ego como parte de nuestras vidas. Como existe luz, existe una penumbra que a veces parece demasiado extensa como para contrarrestar el profundo siniestro. Con una linterna apuntamos hacia un lugar, creando una mancha de claror que parece no ayudar demasiado a la claridad. A lo lejos miramos lo que existe, pero entre aquel fulgor penosa y nosotros, hay un hueco vació para llegar, en todas direcciones el color negro domina, y predomina.
Aquella luz mala palpita, a veces parece reducir su intensidad, a veces estalla, cegando. En ocasiones parece reducirse hasta desaparecer, en otras simplemente existe como un ancla para mantener un ritmo de por si lento.
Hay una luz en ti, esa luz puede parecer desaparecer, ni siquiera existir al sabotear con lagrimas tus hermosos ojos.
Vi una luz más allá de la mía, y cuando logras ver una, puedes intentar ves las demás. Tu mirada es capaz de sobrepasar la oscuridad.

jueves, 11 de febrero de 2016

La delicadeza del 180


Un cabello castaño hasta los hombros, de una delicadeza visual hipnotizante. Si el tiempo se hubiera parado en ese corto viaje, mi primera acción hubiera sido acercarme a ella y olerlo. Necesitaba tocarlo, necesitaba estar allí dentro.
Un cuerpo bajo, delgado, estilizado. Zapatillas casuales de una marca conocida, un pantalón igual de casual, camisa negra que le quedaba ancha, un saco colgando en su mano. Era un estilo que me encantaba, sin distinguir bien su edad, todo apuntaba a una juventud adolescente en fervor. Sus ojos eran dos cristales serios y encantadores al mismo tiempo, la linea que cortaba su cabello a la mitad, abría como cortina su hermoso rostro.
La tez blanca remarcaba el metal de la argolla que blandía un ala de su nariz, la derecha. Todo en ella era ideal, mirarla aunque fuera de espalda era magistral. Imaginar que entre los dos existía algo que nunca seria, más allá de un momento pasajero, mágico, especial.

Yo baje, ella bajo, yo seguí mirando su espalda mientras se alejaba, pues me adelanto. No deje de pensar en ella hasta ahora, pero mañana despertare y solo me quedara un pequeño escrito entre tantos otros relatados. Mi mente olvidara lo que nunca recordó, mi vida seguirá tal cual, soñando de la misma inocente manera. Regalando una vida a un instante, llegando lejos a ninguna parte, para solo observar, respirar en el vació una dulce casualidad.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Migrando


Allí donde los pájaros se reúnen a cantar, bajo las hojas de aquel gran árbol primaveral, se camuflan también entre sus ramas los llantos de los renegados. Aves sin voz, aves de alas rotas y color retinto. Seres que se iluminan solo por la luz nocturna de la luna. Libres, indomables.

Entre los bosques de lagrimas, dos miradas que se cruzan por la casualidad, por una atracción primitiva previamente escrita. La magia forma parte de la fantasía hasta que se vuelve realidad, y las coincidencias son tan espectaculares que es imposible renegar del rezar. Pedir por la eternidad.
Cantan juntos a la distancia, sin desconfiar de su idéntico mirar, la seducción trae miedos y la inexperiencia una novel actuación llena de errores necios. La soledad es fuerte, su tenacidad puede incluso con su portador.
En su canto invita a volar. La pasividad, el miedo, y aquel ego, momifican las herramientas de vuelo. Una de ellas se a olvidado en cuerpo, de como se surcan los cielos. Escapa a la vergüenza, rendida ante la realidad de un amor espiritual. Escabulléndose en la cobardía de abandonar, sin silbar una vez más.
Sin saberlo, hace llorar a su compañero, que parte en solitario hacia el infinito horizonte de nubes solares.
No muere en lo físico, pudre en lo emocional, su espíritu de libertad se rompe de a poco, y aquello que se rompe tarde sanará, cicatrizando fortaleza. Escapando por delante de la lluvia seca de otoño.

martes, 9 de febrero de 2016

Galactus, Alcaudon y la madre que los pario


No niego la existencia absurda de un psicópata estelar que nos espía a todos desde las alturas (su centro de control). No niego en mi foro interno la existencia alienígena de un ente más evolucionado que planto sus huevos en zonas fértiles y luego de millones de casualidades predecibles surgió lo que somos. No niego un concepto lógico. Pero el dios que me venden es un pervertido enfermo que se ríe de nosotros. Una mente equilibrada no puede plantearlo de otro modo.
Si necesitan que los escuchen, vayan al psicólogo y dejen de hablar solos. Es más caro, pero es sano.