Matiz en llamas

Broto sobre los hongos impuestos en corteza de raíces muertas. Broto, sin mirar hacia atrás, a ascendencias, a pasadas entregas, al sufrimiento cuajado en crudo letargo.
La hoja tomo el color del sol, como si se tratara de la muerte de otoño. Su fibra era un espejo perfecto al caluroso reflejo de aquellos sentimientos. Su luz se multiplicaba al contactar a velocidades inimitables, estrellando su grandeza hacia el mundo y su materia, trasformando la oscuridad en oasis de estrellas.

Supero de antemano la mitificación de lo proyectado, gano, un premio abstracto, de risas y llantos, de esperanzas plasmadas en abrazos que se cierran en sus brazos.

Hablemos de honestidad

No lo esperaba para nada, puede que hubiera algo en mi que no te terminara de cuajar cuando nos vimos. También tengo ciertas opiniones personales que no puedo certificar de ninguna manera, pero que me hacen pensar, analizar desde mi lugar todo lo que puedo rescatar.

Puedes hacerlo, porque lo hiciste, pero esta mal. Hacerme sentir como lo hiciste, preguntarme como quería que me hicieras ciertas practicar. Lugares concretos donde querías que mi miel recorriera tu cuerpo. Me deje llevar, porque te deseaba, porque cuando te vi por primera vez, ame completamente tu imagen, tu apariencia tan particular que me llamaba.
Tras que me escribiste apreciando mis escritos, ese interés junto a tu presencia, fue algo que reventó mi corazón, sacándolo de su putrefacción. Fueron muy pocos días, pero me sentí vivo. Luego nos encontramos, y me gusto lo que encontré, aunque es realmente poco tiempo para saber.
Me da pena, me has mentido. Hablabas de sinceridad, me dijiste una y otra vez que querías conocerme más. Hablaste de una forma de nosotros que después no estabas dispuesta a concretar. Me mentiste, cuando hablabas de contarnos siempre todo, que odiabas esa falta de sinceridad y confianza.
¿Sos consiente de eso, y tienes vergüenza, por eso te has alejado?, no voy a negar que tengas problemas personales que se dieron o terminaron de cuajar justo ahora, por esa casualidad de mierda que parece perseguir mis relaciones. Tienes una vida independiente a todos, donde sufres y eres feliz, donde te ahogas y respiras.
Estoy para ti, y ahora me pregunto donde quedo todo lo anterior, lo de contarnos las cosas. No lo puedo comprender, lo que yo no he querido contarte forma parte del pasado, lo que tu me planteas es un ahora. Ya me has dicho de una forma u otra que no significo mucho para ti, y aunque lo niegues, es algo que me hiciste sentir, espero que sea diferente, pero tampoco me lo has demostrado realmente. Me tengo que quedar con las evidencias que más pesan, no con lo que yo desearía que fuera, pues lo que deseo no lo tengo y ahora me veo obligado a escribirte esto para sentirme bien.

Eres especial, pero yo no me he quedado de lado en el reparto. Polvo de estrellas nutren nuestro corazón, ahora tu luz ha sido tragado por un agujero negro. Apareces, pero es como si yo no existiera.

Duele no entender, duele ser, sentirse juguete, ser.

Cosa de hombres

En términos de leguas, sólo cuenta lo que mitificamos a través de nuestras propias huellas. Nada existe más allá del espejo que refleja el aliento que en el se impregna, creando el bao en nuestros tristes rostros que esperan, esperanzas que no llegan.
Nada es real, ni más triste que los verdaderos desiertos de tierra, cemento, hielo, arena. Triste como evocan las lagrimas que provocan, llantos sordos sobre el tiempo y sus olas.
Senderos de aventuras eternas, soluciones aladas de pronta entrega. Mensajes en cartas, mensajes de la misma desesperanza. Esclavos sin amos de amores lejanos.

Ni yo lo sabre sobre cualquier nombre propio, ni bajo pasadas mediocridades, dentro de inmaduras casualidades. Es un dado de fe que se lanza, dados redondos que se pierden por cloacas. Pensar, recordar, respirar y continuar.

Alba en luna

Cruza ojos la casualidad en momentos disfuncionales, la certera promesa de juventud no se da a pesar de las virtudes antisociales que subyacen. La incapacidad burda de lograr las magias sólo da en textos imaginarios de seres lejanos. Sonido de pájaros que lloran, emiten burlas, navegan horas en corrientes puras colectando millas sobre olas.
Nace de la correspondencia un par de ensueños reimaginados, planeado por la fe de los espíritus de antaño. La virtud juvenil con su sabiduría temprana, apartada del mercantilismo mecanismo, ausentes en la sustancia capital, estructura social; legos en lo estéril, consientes yermos.
Pequeños duendes eléctricos que rompen desde el cielo, duendes dueños, entre pinos y arces viejos, junto a los ríos formados por corrientes de viento.
Llegan auras desde el tiempo, fantasmas invisibles repletos de secretos. Un fantástico maravilloso de gordos cuentos.
Presos sin fronteras, reinos sin cadenas, un castillo improvisado surge del horizonte de oleajes dibujados, allí juegan dos, como lo hicieron cientos en ayeres tan soleados como nublados, con los mismos cielos estrellados en nocturnidad, testigos primitivos de los besos que se dan una y otra vez en virtud de contar las vías de las vidas.
Sentir el respirar, amado, personal, anejo y lejano. Amigo, amante, hermano.
Llora Septiembre cuando el cielo decrece, donde los héroes nacen y crecen. Aquel lugar creara por siempre momentos como estrellas que el alba prende en luna creciente.

Marcha del ángel

Se me hace eterna tu esponjosa belleza. La dulzuras de unas curvas tan sensuales como adorables, la definición tan excesivamente marcada de contrastes inimaginables.
Verte es un privilegios a pesar de los desiertos, el silencio hace nubes que inflaman los cielos, llueve sin llover, mojando el iris del recuerdo. Creando el alma del muerto.
Llora sin lagrimas sus esencias más básicas, y a su vez, su ser puro de mujer, que abre y exhala, que vuelve y que marcha.

Se nutre de la luz ensombrecida de ignorancia, golpeando la materia, regresando la armonía de ganas confundida al letargo de los días. Personalidad impersonal, virtudes alquiladas con antonomia despreciada. La madurez estipulada por razones equivocadas.
Crece la niña sin crecer, y se hace aura con el tiempo. Trazan la vida con lápiz curvas desdeñables, que se hacen ver en el alucinante eléctrico de un hombre inexperto. Ignorado a pesar de las virtudes antisociales que evaporan el amor que sofoca.
Sofoca en su boca la saliva incontestable de un deseo inigualable, y a su pesar, acumulado en la montaña de tomos antiguos, el sino del destino. Sentado en el recuerdo de haber tocado un útero abolido.

Sentado en el recuerdo de haber entrado en lo abolido, de un útero prohibido.