sábado, 18 de febrero de 2017

Cosa de hombres


En términos de leguas, sólo cuenta lo que mitificamos a través de nuestras propias huellas. Nada existe más allá del espejo que refleja el aliento que en el se impregna, creando el bao en nuestros tristes rostros que esperan, esperanzas que no llegan.
Nada es real, ni más triste que los verdaderos desiertos de tierra, cemento, hielo, arena. Triste como evocan las lagrimas que provocan, llantos sordos sobre el tiempo y sus olas.
Senderos de aventuras eternas, soluciones aladas de pronta entrega. Mensajes en cartas, mensajes de la misma desesperanza. Esclavos sin amos de amores lejanos.

Ni yo lo sabre sobre cualquier nombre propio, ni bajo pasadas mediocridades, dentro de inmaduras casualidades. Es un dado de fe que se lanza, dados redondos que se pierden por cloacas. Pensar, recordar, respirar y continuar.

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