Broto sobre los hongos impuestos en corteza de raíces muertas. Broto, sin mirar hacia atrás, a ascendencias, a pasadas entregas, al sufrimiento cuajado en crudo letargo.
La hoja tomo el color del sol, como si se tratara de la muerte de otoño. Su fibra era un espejo perfecto al caluroso reflejo de aquellos sentimientos. Su luz se multiplicaba al contactar a velocidades inimitables, estrellando su grandeza hacia el mundo y su materia, trasformando la oscuridad en oasis de estrellas.
Supero de antemano la mitificación de lo proyectado, gano, un premio abstracto, de risas y llantos, de esperanzas plasmadas en abrazos que se cierran en sus brazos.
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