sábado, 11 de febrero de 2017

Alba en luna


Cruza ojos la casualidad en momentos disfuncionales, la certera promesa de juventud no se da a pesar de las virtudes antisociales que subyacen. La incapacidad burda de lograr las magias sólo da en textos imaginarios de seres lejanos. Sonido de pájaros que lloran, emiten burlas, navegan horas en corrientes puras colectando millas sobre olas.
Nace de la correspondencia un par de ensueños reimaginados, planeado por la fe de los espíritus de antaño. La virtud juvenil con su sabiduría temprana, apartada del mercantilismo mecanismo, ausentes en la sustancia capital, estructura social; legos en lo estéril, consientes yermos.
Pequeños duendes eléctricos que rompen desde el cielo, duendes dueños, entre pinos y arces viejos, junto a los ríos formados por corrientes de viento.
Llegan auras desde el tiempo, fantasmas invisibles repletos de secretos. Un fantástico maravilloso de gordos cuentos.
Presos sin fronteras, reinos sin cadenas, un castillo improvisado surge del horizonte de oleajes dibujados, allí juegan dos, como lo hicieron cientos en ayeres tan soleados como nublados, con los mismos cielos estrellados en nocturnidad, testigos primitivos de los besos que se dan una y otra vez en virtud de contar las vías de las vidas.
Sentir el respirar, amado, personal, anejo y lejano. Amigo, amante, hermano.
Llora Septiembre cuando el cielo decrece, donde los héroes nacen y crecen. Aquel lugar creara por siempre momentos como estrellas que el alba prende en luna creciente.

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