jueves, 11 de febrero de 2016

La delicadeza del 180


Un cabello castaño hasta los hombros, de una delicadeza visual hipnotizante. Si el tiempo se hubiera parado en ese corto viaje, mi primera acción hubiera sido acercarme a ella y olerlo. Necesitaba tocarlo, necesitaba estar allí dentro.
Un cuerpo bajo, delgado, estilizado. Zapatillas casuales de una marca conocida, un pantalón igual de casual, camisa negra que le quedaba ancha, un saco colgando en su mano. Era un estilo que me encantaba, sin distinguir bien su edad, todo apuntaba a una juventud adolescente en fervor. Sus ojos eran dos cristales serios y encantadores al mismo tiempo, la linea que cortaba su cabello a la mitad, abría como cortina su hermoso rostro.
La tez blanca remarcaba el metal de la argolla que blandía un ala de su nariz, la derecha. Todo en ella era ideal, mirarla aunque fuera de espalda era magistral. Imaginar que entre los dos existía algo que nunca seria, más allá de un momento pasajero, mágico, especial.

Yo baje, ella bajo, yo seguí mirando su espalda mientras se alejaba, pues me adelanto. No deje de pensar en ella hasta ahora, pero mañana despertare y solo me quedara un pequeño escrito entre tantos otros relatados. Mi mente olvidara lo que nunca recordó, mi vida seguirá tal cual, soñando de la misma inocente manera. Regalando una vida a un instante, llegando lejos a ninguna parte, para solo observar, respirar en el vació una dulce casualidad.