lunes, 23 de junio de 2014

Lagrima de cocodrilo


Resurjo en el pensamiento, en la trampa absurda del anhelo, con el pensamiento puesto entre lo tosco y lo serio. Busco la mirada que perdí hace horas, que encontré bajo sombra. Le hablo, y finjo que responde con una voz y un tono semejantes al de un hombre, mi voz, irreconocible ya por mi pensamiento, olvidada por los oídos al escucharla ya muda pronunciar. Y mis días son solo identificados por los pájaros, las noches más que oscuras son marcadas por los llantos. El sol evita mi llorar por aquel cantar.

¿Donde están murciélagos parlantes, polillas, agentes de la noche, donde fue su musicalidad? ¿Fueron aves melodiosas que el desamor callo sin más? ¿Mi esperado reflejo volador?

Entre sabanas enrollo mis restos, entre el calor y el frió forjo como puedo, aquellas alas que de mi cuerpo no creo. Al despertar una lagrima callada, absurda sal seca en mi cara innecesaria, aun no tomo vuelo, aun mis pies flotan por el suelo.

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