martes, 21 de abril de 2015

Otra de mis mentiras


Buscando cabida a un verso en el silencioso metaverso que enjaula cualquier posibilidad de pronunciamiento sincero. Todo miedo, todo ego. Esa muerte del séptimo sello, amiga, confidente. Gente en la vida a la que no le confiás.
Terca la forma y terco el lugar. Esa canción siempre suena de la misma forma, trabada en la misma estrofa.

La trabajada belleza que no esconde las mentiras, más bien resaltando lo que el rostro es en realidad, lo que esconde la mirada de la persona señalada, que mira y siente, es mirada y comprendida por tal, pero no es simplemente piel y ojos pintados. Escondiendo motivaciones y acciones no accionadas, miedo a actuar, a decir una frase tranquila para aliviar la carga liberada hacia una amiga. Un instante nada más, pero ni eso llega a formar parte de lo relacionado. Mil años de mentira, cinco, tal vez dos. Ninguno real.

Es mejor estar desnudo en la lava que indefenso en tu cama. El calor de la roca quemada tiene una verdad química certera, matemática. No miente como el bombeo de sangre que entibia la piel, que enreda las lenguas y entre en tu ser.

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