No quiero ahogarme en mi río, no quiero empaparte al traer conmigo aquel fluido. No te desnudaras para entrar a mi lado, no te tumbaras en la arena negra para broncear tu tez pálida con un familiar resplandor. Los lugares comunes fueron recordados en mutuos lugares ajenos. Recordándote en un frió refugio de lujuria.
Nada podría defraudarme más que un cambio inapropiado a nuestra tan mal formada encrucijada, nos detuvimos mucho tiempo por tus noches negras a esperar, pero nadie nos vinos a buscar. El silencio que mantenías fue un desgaste definitivo en miles de ocasiones, una patada alta para destruir una entidad que te superaba.
Nunca me darás la respuesta correcta a la verdad, una tan mía como lo fui yo de ti en su día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario