miércoles, 31 de mayo de 2017

Coronada


Recuerdo quedar pensando cuan real seria en verdad. Esa descripción extraña, su mandíbula y su mirar. Acción astral de atracción vital, de pecho a pecho, del seno al cielo.
En el momento exacto del contante no hubo piel, no existieron ondas bucales navegando por el aire. No hubo en el habla más que tintas palabras. Observar no se dio, las pupilas no trabajaron esos días. De falanges enlazaras en abrazos de caricias, de iris rojo en lagrimas sonrisas.

No va más; en una voz replican los recuerdos de infancias queridas. Lucho por compararme en el ayer, como en el ahora, como en el futuro que avecina en cada esquina, de cada segundo, de cada instante de éste mundo, de una vida, que es tan tuya como mía, heraldo en vida.

Ya no destaca la escarcha congelada, su función murió junto al despertar de las cicatrices que remarcan las pasadas heridas. El tatuaje de la vida, señal de estatus, ante ella, la bestia. Señal del mal, de la cruda realidad. Del diablo que firma con sangre fría los pactos que aplica, de día a días.
Es entonces cuando las puertas del Grimorio se abren, y en sus paginas sólo nacen al leer, poemas hermosos hacia una mujer. Ni odio, ni ansiedad, una paz, a pesar, de todo el tiempo invertido en perder del mismo. Pero hubo algo que mantuvo al hombre en el lugar en el que decidió estar, pertenecer aunque sólo fuera él, con su lealtad, amor y amistad. Con sus traducciones o interpretaciones, y una prima fundamental: honestidad.

Puede que lo salte, puede que me falte, puede que siquiera sea el mes, una casa zodiacal equivocada en el barrio de mi recuerdo reconstruido. La imagen que intenta reconstruir el puzzle de memoria, piezas pintadas en brumas que intentan encajar las difusas certezas del mañana. Quiero saber, quiero acertar, y es inútil preguntar cuando sera, pues el silencio siempre ha sido marca de la caza, de presas cazadas.

En mi mente rueda la cola del capricornio, rayando el hueso en dolor ruidoso. Manda una señal de la que logro renegar, sin botar a pesar de todo, esa duda de vestigio que logran conquistar, el punto del sueño que termina por desvelar, formulando nuevamente la pregunta del será.
S, de estrella, ese nombre me despierta (como hombre) sensaciones nuevas. En mí literal, buscando tus respuestas por los lagos. Lagos planos sin alternativas, lagos de información nula, de silencios fértiles que harían crecer al yermo su bruma.

Un poder de desinterés tan brutal que entre lagrimas logro admirad, como el apasionado sin ego que encuentra en su derrota la belleza de la contra victoria. Nutrido de la belleza que admiró una vez.
No veo la vileza de lo vil en las secuencias, es más bien la proyección que enseña en sus formas la psicohistoria. El camino marcado, de andanzas, y en años añorar los días nublados, los de lluvia en otoño o canícula de ahogos, insectos de miel en primavera, inviernos sin blanca arena.

Estrella, de una galaxia entera, mí ya no, amor secreto, mi amiga unilateral, eterna diosa, fugaz.
Si te dijera que estoy bien te mentiría, si te dijera lo contrario también lo haría, tengo una espina que solo mi piel palpita, como les pasa a quienes por amor dormitan, en esa enfermedad dormida.
Soy consiente en lo inconsciente sobre los actos que preceden, puedo verme desde un principio subrayando los errores destinados. Cayendo y volviendo a caer por una piedra que se hace mineral, y del mineral se talla una forma preciosa, que se incendia y se hace metal, y del metal brilla una joya que vendrías a ser tú, a quien por bobo venero, cuido, como puedo, y aprecio, con mi corazón roto, que ha sido tuyo como pocos.
Intento ser como los demás que se rinden sin más, intento sin lograr imitar tu proeza de belleza, intento sin intentar, caer en lo mundano, de virtud de pulsos truncados. Es lo que soy, tan triste como un sol, que brilla por su ausencia, que vale, pero poco se tiene en cuenta, que más que un refugio crea molestia.

Sirvo para quienes se intentan escapar en los fríos de frivolidad, quedando en aquel iglú solos, donde sólo caben dos, y me encuentro solo a la espera del tesoro. Tú eres lo que quiero, tú eres el tesoro.

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