lunes, 24 de julio de 2017

Regresar al pasado


Buscando un respiro a los espacios vacíos, vociferando un alivio. Algo trae consigo el amor primario que nace de lo básico, de un adulto instinto infantil que reconoce su inocencia al despertar las facetas que recrean las formas enteras. La rectitud en contra de la atracción que es tentada en ocasiones por los diablos. Lo bueno confundido en malvado, cruelmente tergiversado por las vivezas que confunden las realezas. Lo más puro y real que se puede concretar, inconfundiblemente maravilloso en esencia, modificando presencia. Causando estragos al pasado del futuro cercano.
Volver con todo y perderlo de algún modo. Hacer del encuentro una bruma en el recuerdo, tirar el alma en aquel pozo. Venciendo en las entrañas del sentimiento integro los recodos que tejen el poso donde se guardan los sollozos rotos. Rompe con la furia que sólo el vació puede ocasionar, anulando por completo al usuario de los trozos que resguardan el secreto impalpable de los años propios.
El afecto se trastoca, y queda aquella mariposa que se posa, y en su mirar, y la dermis al caminar, se convocan, sentimientos que brotan desde el más allá. Desde vidas anteriores al dolor que destruyo un ahora se reforman, recordando el amor que pudo llegar a ser en un futuro que se borra, se hace, se deforma, se forma, y empieza a hacer la realidad más presente que resguarda la verdad del ayer ya perdido.
La sonrisa se dibuja frente al monte, regresando el aliento desde los oscuros abismos. Las flores rosas brotan, florecen en su sedosa forma, se muestran y decrecen en una lluvia hermosa. Su brevedad es el pago de ser preciosas. Año tras año lloviznan maravillosas, dando objeto al sentido, existiendo por motivo.

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