domingo, 17 de abril de 2016

Boceto de boca


Te recuerdo por una mirada, por la mirada, y el perfume viejo que baña mi garganta. No se como estarás, y reniego de la idea de volverte a mirar. Busco sin buscar la permanencia de mi recuerdo, el tuyo, de la forma que quiero, de la única forma que fue nuestro.
Los ojos entremezclados, las ansias de acariciarte nuevamente. Rozando una piel que no es tuya, que no fue nuestra ni fue mía, deseada, agendada. Materializada como la única, suya. Pues ella es quien me recuerda el tacto, quien entregó la seda a mi lisonja, quien se estremeció en un sueño de caricias añoradas. Planeando el encuentro de aquello que encontraría, en su momento, entre opción, batalla egocentrista.

Hablo de ella, no hablo de ti, pero el vos y el ella resultan del mismo agrado, pulpa de deseos simultáneos, tan cercano, tan lejano, absolutamente perdido ya, a colación de acumulaciones posterior de variados desencuentros.
Te encuentro en aquel lugar sin nombre, disfrazada de alguna otra persona, con una vida, trayectoria, pero nada tiene que ver, la misma marca de perfume se encuentra anclada en su piel. Mordiendo una lengua que deseo en su boca, callando mil historias que no acontecen, no aportan.
Las palabras se difuminan en aquella tempestad de movimientos fluidos y sonidos ralentizados. Queda el aroma y el objetivo final, serie de suspiros entristecidos.

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