viernes, 15 de abril de 2016

Entornos bajos


El respaldo de sin fin de estrellas, ellas llegan desde el infinito hasta los cielos donde pervivo. Busco sin buscar, una razón para su brillar, motivo fiel para continuar. La luz lejana guiá un camino, sin pensar en el destino, lo sigo.
Las sendas de la iluminación se camuflan entre el brillo nocturno de la despierta ciudad. Difuminando la continuidad, sobrepasando el neón resplandeciente de tentativas; busca por mi un lugar donde descansar en la penumbra de mis días, en la soledad silenciosa del abandono personal.
La sociedad, y sus personas que me enamoran. Ellas están, por siempre y en contacto, perpetuas lejanas. La electricidad no acerca las almas, la carne engaña, la tempestad de una mirada no es lugar para soñar.
Ya nada queda si la realidad es tan objetiva como acordada, la complicidad de las rarezas despachadas. Un grupo clandestino al que desfallecer, aceptando no solo la ausencia del perder, siendo uno con su conflicto.

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