viernes, 12 de diciembre de 2014

De las alturas aquí


Mirando un cielo que parece tan cercano, abrumadoramente lejano en la conmoción que causa verlo, sublime, etéreo. Formando parte en mi interior de ello, siendo uno en una forma concreta, una forma que crece para morir envejecida; imaginar un vapor caliente de la chimenea que me crema, la energía que me creo regrese al lugar al que pertenece junto a todas las moléculas que se hacen una con el cielo azul, infinidad de pequeñas almas esponjosas al servicio del viento. Una postal que la religión toma para denominar el mejor final, definitivamente un lugar al que cualquier sensibilidad desearía llegar.

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