domingo, 22 de mayo de 2016

Sus propias


Buscando en los retazos de lo perdido, lo nunca obtenido. Papel, memoria llena; discursos inconclusos con un mismo sin titulo. Nombre perdido.

Miro sin mirar, observando su conquista. Nada dicen y siempre están, imponente tonalidad. Y en mi ser, se maneja un caos de disfuncionalidad motora, el organismo falla en la incertidumbre absoluta. El cuerpo sabio a perdido la razón de la autosanación, estúpido, absurdo. Absorto en tus ojos únicos.

Sin la moralidad de cuestionar una razón u otra, quien promete cumple, por si el honor toca a la puerta, pero fielmente certero hacia su princesa. El deseo que atreviera agudo el corazón, el descontrol eléctrico cauterizando el alma y su todo.
Un encuentro, quizá dos, sin miedos, consciente del horror ajeno. El anfitrión femenino de gran porte todo lo domina, y su sonrisa ligera se abre como una almeja en tiempos escasos, una jugosa lengua entera, lubricada y dispuesta. Sin pensar, enreda la templanza de la virgen acalorada. El iris resplandece en un tono incontrastable, a ganado, el lazo de mis brazos.

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