domingo, 26 de junio de 2016

Pocas cosas son hermosas


Busco sin distancia, fielmente en mi corazón, algún rayo poderoso que me retenga en un hostil entorno. Recuperar aquella inicial opción, mi cariño provocado, el vos, que raramente llamaba su atención al concluir en acciones indeterminadas que marcaba mi pauta. Felicidad, atracción, y un interés que no sabría calcular hasta hoy.
Nació algo que aun se encascara, la eclosión depende de las ganas, y aquellas energías a veces se camuflan en la obtención de frivolidades varias. Temiendo a lo que nunca partió, miedo por que regrese sin volver a donde nunca estoy.

El agua se a secado en aquel vaso que hervía vapor. Mi lengua maneja un vestigio del ser que hubo marcado precedente. Palpitó el ser, delicado, puro y hermoso, que ocupa mis noches tenebrosas en compañía de la soledad. Compañera en campañas huecas. Surcos delicados de silencio terrenal, hogar actual.

La vampira oriental nacida del oeste, da muerte a mi garganta, arrancando de ella no sólo rojo. Entre el dulce y agrio de la hemoglobina hay miles de pigmentos que bullen en su boca. Se mitifica y supera, creando perdiciones de hermosa sutileza. La insoportable deshora se remarca. Pienso sin pensar, plena.

Las lagrimas no se usan para llorar en éste rostro. Son un poco de allá y un poco de acá, cicatrices tatuadas de perfiles difusos.
En tu faz puede que haya menos o mucho más, porque los perfumes son incomparables, nota de esencia incontrastable. Colores de infinidad de tonos en paraísos enjaulados, y en la jungla de fuego, horrores cotidianos, donde la pesadilla y lo de siempre no distinguen sus trazos.

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