miércoles, 28 de diciembre de 2016

Paz


Sabemos lo que significan las palabras, y que abarcan. ¿Cómo evitamos la rivalidad?.
Cambiando uno mismo. Pero cambiar es el problema, ahí donde se encuentra el gran conflicto total que destroza la equidad.
Acostumbrarse a pequeños defectos que luego no estamos dispuestos a abandonar, pequeños detalles que parecen no cobrar importancia en lo individual, pero que cobran su gran valor en el volumen que genera la humanidad.
La gente que sufre por las guerras son las mismas que de una forma u otra las crean. Nunca he visto un ejercito de uno, fanáticos y mercenarios, asesinos funcionarios.

La ética puede ser algo cuantificable en leyes, estado civil, marketing político. El bien y el mal tiene puntos de vistas cinematográficos, la balanza no marca un valor total, mide en referencia al convenio de lucro.
El conocimiento es el único valor real que la conciencia puede justificar, sin ningún tipo de pensamiento nutrido por casta, imposición social, cultural o teológica. Crear una personalidad fuerte que exprese por si misma valores es el reto inicial. Empieza por uno, difícil en conjunto.

Inevitables separaciones se trenzan, distancias huecas, hace sufrir al animal social dependiente de aderezada realidad.
Excusas las que quieran, pero para todas ellas hay hechos que destrozan al ego que abraza el miedo que ataña ideas, que esconden perezas.
Son capaces de borrar el error, mostrar los horrores reales y las claves para enfrentarse a sus maldades.

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