domingo, 30 de abril de 2017

De mi lado


Forma parte principalmente de los sentimientos de la soledad. Logro sentir envidia de aquellas personas que obtienen atenciones simplemente por la apariencia que destilan. La belleza puede ser una fortuna desafortunada para quienes la tienen o no la poseen. Me quedo horas pensando en ello, en los buenos momentos. Es parte de lo que a veces me impide levantarme de la cama.
¿Nunca te ha pasado de despertar, volver a cerrar los ojos y soñar?, un sueño tan real, casi consciente, que sientes la capacidad de ir modificando los acontecimientos que en el se muestran. Una película editable. Recuerdo haber soñado contigo, a veces protagonizando la ilusión, otras veces de figurante para ciertas escenas. Pero me llamas la atención especialmente. Es algo que me hace sentir tonto, y vulnerable, pero lo grito, no me importa sentirlo. Me demuestra la fortaleza que muchas veces el ego me afana.

A veces, antes, pues ya apenas has escrito o contestado, me hacías sentir feliz. Tus audios y los sentimientos que trasmitías. Me resultaste una persona humilde, valiosa por sus pensamientos, incluso virtuosa en defectos. Estaba abandonado, sólo, como lo estoy ahora, y lo estaba incluso en aquellos momentos, pero eras buena conmigo, y eso es algo que siempre he agradecido. Dudo mucho que podamos conocernos, que podamos escribirnos con la frecuencia suficiente para tomar la confianza de vernos, de ser amigos y ayudarnos. Muchas veces me juzgan por lo diferente que puedo llegar a ser, por mis acciones inentendibles y mis cuestionamientos.
Otra cosa que parecen no llegar a notar, es que yo quiero a todo el mundo, incluso a los que son tan diferentes, como lo puedes llegar a ser tú. Valoro esas diferencias, los detalles, los componentes que conforman el alma. Me pareces maravillosa, aunque tengas hordas de fantasmas. Siento algo especial por ti que ha ido creciendo desde las sombras, alejado, no conozco casi nada de tu vida, consciente de que no se sostiene objetivamente. Pero justamente esos sentimientos difieren mucho de un entendimiento lógico o coherente, me conozco perfectamente, y con eso es suficiente para ayudarme a comprender aquello que late conscientemente. No tiene nada que ver con el deseo, tiene que ver con algo afectivo, que tampoco llego a señalar. Quiero estar, al menos, o intentar olvidar.

Me es imposible recordar como fue que te vi, como te encontré, como llego tu existencia a mi. Tampoco entiendo muy bien porque me escribiste, y porque lo seguiste haciendo, tampoco porque lo dejaste de hacer. Apareces y desapareces, y eso me lastima. Pero me pareces lo suficientemente valiosa como para superarlo. Mi dolor es algo que me pertenece y tu no puedes sentir realmente, pero se puede ver, empatizar. Aunque no me entendías en algunas cosas, sentí que cuando me escuchabas, me escuchabas de verdad, y tus pequeñas historias de desamor y bondad, me hicieron quererte y apreciar aquella pequeña persona maravillosa que expresabas.
Me he escrito con muchísimas personas, diferentes edades y nacionalidades. He aprendido mucho de ellos. Desde que te conozco, desde entonces, desde todo el tiempo que llevamos sin escribirnos, han pasado muchas cosas, pero nada como vos. Te aprecio enormemente, me alucinas, y es algo maravilloso que llevo mucho tiempo guardando, por no molestarte, por no faltar a tu respeto, pues te respeto totalmente. Te he tenido siempre en un modesto y hermoso altar.
Tus ojos, tu rostro, esa forma tan inocente de escribir, de hablar, eres tan dulce, una dulzura oscura y misteriosa, llena de una luz hermosa.
Hacia mucho tiempo que me estaba guardando mis palabras, hasta lucho conmigo mismo para no enredarlas. La forma tan confusa que tengo de escribir se ha desarrollado mediante los temores de manifestar mis verdaderas emociones. Soy un chico alto y grande, no tan agraciado como otros, o como vos. Pero lo que yo no tengo por fuera, otros carecen por dentro.
Llegar al alma parece un reto demasiado costoso para las personas en general. Parece valer menos ese abrazo sincero, dar todo por otro, y toda la pena se invierte en la belleza, en las apariencias de la moda. Novias de idiotas que las pasean como si fueran perros, idiotas admirados por músculos y estilo. Me siento desencajado en todo aquello. Veo el dolor que provoca la vulgaridad, sintiendo una leve esperanza de encontrar el aprecio que nunca he sentido. La entrega de alguien que quiera recibir todo el amor y la pasión ahorrada durante años y años. Ofrecida, nunca dada.

Me gustas, tengo mucha curiosidad, pero siento duras, y mi experiencia con la vida me ha demostrado que la felicidad importa menos que otras cosas menos elementales, pero realmente valoradas. Eres joven, y eres maravillosamente hermosa, se perfectamente que te llueven varones. Soy capaz de valorar como los demás lo evidenciable a simple vista, pero renegando absolutamente de su sexualidad, admiro tu cuerpo y tus rasgos, pero no me provocan nada más que esa previa estupefacción. Creo que a las mujeres lindas se las admira y ya esta. Como a una hermosa flor, como a un paisaje conmovedor, como los colores armoniosos que dibujan un cuadro pintado.

Una vez dijiste que todos los Sagitarios se enamoraban de vos. Todos los centauros que he conocido me han parecido unos tarados, y las yeguas de la misma forman me han espantado. Espero ser diferente, destacar mi esencia ante las estrellas, enfrentar al cosmos. Ser creencia, ser latencia.

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