lunes, 18 de diciembre de 2017

Sueños Febriles


El amor que nace del éter, es aquel que muere por ver, a ti, frente al sol que te ve, observando en igualdad lo celestial de tu ser. Como lo hace mi mente al resplandecer, por la gracia del ser. De la luz que ilumina en tu piel, tiñendo de día el anochecer.
Cuerpo que encuentra el tacto, cuando el candor del anhelo se hace contacto.
Donde, sin saber, nada entiende, y en el entendimiento las verdades de frente, que siempre han estado en las mentes, en recuerdos febriles, proyecciones difusas de realidad terciada, real, aunque imaginaria.
Sueños mitificados de la niñez, de latosos cantos, de dibujos animados, del amor elemental en pequeños abrazos. Surge de otra verdad, abriéndose en verano, en la playa o en el lago, en ríos de montaña en valles lejanos, en el ahora, o en el siempre nunca. Fallecido, muerto por tu espíritu, que en tu llegada fue hecho mío. Brotes de un futuro que a sido unido.

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