miércoles, 12 de marzo de 2014

Mirada reconocible pero no observada


Cuando veo los ojos que iluminan mi vida las dudas son extintas. Las ráfagas de confianza acarician la ventana de esperanza, acompañada del perfume de calor que alimenta la llama en mi corazón.

Mi amor por ti es intenso, se hace fuerte con el tiempo, forzando a mis instintos a evolucionar y crear un nuevo sentimiento, algo que se diluye en los momentos en los que te encuentro, uniéndose a todo aquello nuestro.

Lagrimas resguardadas en los matices del trance, forman parte del recuerdo, la imagen pura en el cerebro.

Inmejorable en los cinco sentidos, insuperable en miles de sentidos,  mejorando todos mis momentos vividos.

Todo tan perfecto y divertido, difícil pero entretenido. Momentos que causan un dolor superable para llenar el vació. El camino, aquel amargo amigo invita a ser trascurrido es lluvia pesada, es cálida brisa anticipadora de tormentas. Detrás de la gris tempestad el sol brilla sin parar. Busquemos un paraíso en el cielo para disfrutar del fogoso abrazo, ese que en nuestras mentes disfrutamos.    

El tiempo que pasara fortalecerá, como gran roble, añejo carbón, o perfume sepulcro. El regalo de esperanza traído por el sueño de nuestro nido, aquel al lado del río. El tiempo traerá, nosotros navegaremos por sus arenas hasta lograrlo dominar.

Lejos pero cercanos, sueltos como globos al antojo del globo. Contra la corriente, siempre contra ella. En la lucha por la libertad descubrimos la verdad. Mírame a través de aquel rectángulo reflector que no te deja ver con claridad, mírame a escala; hasta que leventes la vista y encuentres mi mirada.

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