miércoles, 14 de enero de 2015

Un hogar llamado Realidad


Sueño con bosques empantanados de utopía, donde la gente que abita es dormida, callada por el miedo de ser victimas de si misma. Donde todo parece hermoso en una paz profunda sincera y misteriosa. Donde para llorar se debe profundizar en la maleza, enterrarse bajo una trampilla bajo tierra o simplemente no llorar, la opción más utilizada. Sueño con sonrisas falsas, actitudes planificadas, posturas mimetizadas, con seres de pánico a la oscuridad de la cual son parte.
Mis sueños cada vez se alejan de aquello, el unicornio que se acerca no vomita gusanos muertos, trae una fragancia de luz de un lejano reino erigido en un desierto. Habla conmigo en pensamientos, un lenguaje de ojos que no tiene entendimiento, me ofrece una guía, un destino para llegar a aquel lugar, los caminos son peligrosos, complicados o imposibles, pero mi mente lo ve diferente, recuerda el perfume y prevalece la idea de avanzar ante toda adversidad.
El trance de locura enamorada me hace llegar a una gran duna a escalar, tras meses de experiencias y caminos estoy listo, preparado para elevar mi cabeza, mirar aquel brillante lugar donde me espera la felicidad, ahora solo queda abalanzarse y disfrutar de la caída hacia la dulce realidad de un camino casi imaginario hasta ese momento, el pasado junto con la sangre de lagrimas de los poros se seca con el calor del sol y se hace uno con aquella anaranjada arena de cristal. Pensar que en aquel lugar ha nacido un oasis al que ahora puedo llamar hogar.

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