sábado, 18 de julio de 2015

Suda la letra


Regreso a escuchar el tema original que bailaba remixado en mis noches de alcohol bien atribuidas al vodka. La ultima canción bailada bajo sustancias. Regresa el deseo, el impulso de trasladar otra vez el cuerpo a donde tan bien esta, manifestando esencias mediante movimiento.
Leo tras de si concepto habitual desencadenado por el furor, mismo efecto para diferentes cuerpos. Resoluciones distintas, espiración de un fin, conclusiones violentas.

En un raso cielo una aureola blanca de sangre endemoniada. El desencadenar de lo peor para la peor calaña.
Distintos tacos mal andados en patéticas jaurías seudo vestidas. Por la derecha el clan del retrasado, la cerveza de consolación y en marcha para el acto. Jóvenes casi niñas embriagadas, gárgolas animantras. Es el sino de todo aquello un chupito medio lleno.

La vicisitud de pelear por un eco espiritual. La feromona del karma, ética inestimada.
Feminista sin dudar, anti héroe por instinto animal. Sangre por todas partes. Golpes, no es mi sangre.
La sangre tiene un olor particular que solo le corresponde a ella, tiene una fragancia que recuerda a la sequedad, algo que fue dulce quizás. Es pegajosa, y demasiado espontanea quizás en el momento de su despedida para analizarla mucho más para el que no esta familiarizado.
Sabes que haces las cosas mal cuando la liberas en cantidades suficientes para sentirte genial.