Si consideraras la consideración que
le has dado a mi inteligencia, entenderías que podría haber hecho
contigo lo que quisiera, aquello que tu creíste que yo buscaba en mi
interpretación de quien realmente soy.
Fue un evidente fracaso todo lo
planteado, lo posteriormente actuado en una serie de quejas,
comentarios por segundas y falta de intermitentes presencias.
La constancia en el anhelo, en un
interés perpetuo, en amor junto a deseo, cosas bellas del afecto. Un
querer prácticamente injustificado, pero reiteradamente aclarado,
definido y explicado. La emperatriz correspondida no valoró,
comprendió ni sello, busco el lado preferido del ego, aquel de los
tenebrosos tesoros.
En tu mirada vi la verdad,
enfrentándome a yo poder más.
En soledad tal cual, sin variante de lo
cotidiano, con presencia en pensamientos bien centrados en la
voluntad, aquella de amar una vez más. A pesar de los calculados
fracasos y las flacas oportunidades de afrontar nuevamente, los
síndromes evidentes de una nueva mujer.
Donde unos ojos abren para mirarme, otros nacen para observar. Los que observan son los míos; palabra en definitiva símil, adversa al concretar.
Donde unos ojos abren para mirarme, otros nacen para observar. Los que observan son los míos; palabra en definitiva símil, adversa al concretar.
Cómo explicar los siete años de
soledad interrumpidos por tu boca. Cómo calcular las horas sumido en
la Africción. Cómo ser yo mismo sin pecar de mi mismo.
Sumirme en la aceptación de mi propia
equivocación, meditar sobre la refección. Perdón personal, perdón,
intentar recomenzar, intentar olvidar lo que dijimos.
Creo en ti por creer un poco más en
mi. Es horrible cuando el pensamiento egoísta se hace un ser
realmente sincero.
Lloras, para evocar el adiós a penas
acumuladas. Llorar frente al reflejo, observar con una sonrisa como
se esfuma el pasado e impone un mañana, el espejo vivo de una vida
distinta, cierta vida.
Imaginar un instante atemorizante donde
todo se aflige, se expande, pulmón. Exhala un aliento tenaz que se
esconde acobardado ante los primeros rayos diurnos, camina entre las
personas un cuerpo que se evade, sin llegar, sin destino jamas.
Naufraga de carreteras eternas, en caminos conocidos, de momentos
repetidos.
Sin aceptar la historia no se atiende
la venidera. Sin verdad no habrá un mañana que valga llegar. Sin
pesar no hay gloria que justifique proeza. Sin amar no hay vida que
inhalar.