jueves, 24 de noviembre de 2016

Parada silenciosa en lugares rotundos


Aquellas puertas se abren despacio a partir de los significados. Nutren la caligrafía de ungüentos segregados de vida. Cuentagotas de dolores y sonrisas.
El vivir sin expectativas, la desesperanza convertida en premisa. Ojos que mienten bajo la pronunciación de sus bocas, palabras sordas. Hogar de mentiras, obvias arpías.

Una vida, premisa de entropía.
Llantos consientes sobre la verdad, la contable realidad. Un sol más, una luna camuflada en sus faces cotidianas, pocas verdades, algunas casualidades. Lenguajes ancestrales sin traducciones literales. Un juego antiguo de dados desbalanceados. La vieja historia que las lenguas evocan, el cuento mitificado como mito contado.

Investigo desde el psicoanálisis las motivaciones de la desmotivacion, la alternancia de razones. Como si no existiera en realidad la empatía sincera, el cruce de ojos que desnuda facetas.
Mi mirada tiene en su expresión una mueca de firmeza, formulada a conciencia, sin interpretación se muestra cual destreza, en el intento de mostrar sus bajezas, la identidad de su entereza.
Me considero la pureza cruda del ayer, con vistas al futuro en el presente. Busco ser lo que por definición mi mente me confirma corresponder, ajeno al unisono, pero presente, de aquellos defectos correspondientes.
Buscar la verdad en la realidad, luchando por aquella utopía que nos encierra. Puedo sonreír junto a ti, puedo intentar fingir, ser el cruento payaso de pasadas pesadillas. Héroe salvador, un amigo, amor, las razones ocultas de la desesperación.

Es camino que se hace cabalgando dejara qué pensar. Hace verdad a la mujer real, al hombre leal. Curte la piel, daña esperanza, lo que debe con las almas.

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