martes, 5 de noviembre de 2013

Alma de Nepal


El cuento que cuentas dejo de ser un cuento, en la narrativa se escucha imperceptiblemente el latido de un cuerpo. Se escucha imaginario en el deseo de lo certero, pero es eterno.

Una voz con acento ofreciendo enseñanzas, la dulzura con la que canta evocadora provocan el reto de repetir su habla. Alumbradas oscuridades promulgan confianza para otra inhalación que gire como veleta la moneda del mañana, y en su estancia donde el tigre descansa mi curiosidad por su alma emerge y destaca.
Entre pensamientos descubres que la equivocación estaba errada, dejando llevar las soluciones a juicios de reconsiderada importancia. Un susurro al mañana y a la esperanza con sus letras de magias.
La afronta de espadas que sin querer confrontan a las armas, a tu ética y a tu alma, de aquel miedo dañino que ennegrece las rutas de salida al olvido, y al ver con grandes ojos la furia del camino, tu voz auxiliadora seduce con sus ondas melodiosas para ganar con esmero las batallas que nosotros mismos con pavor prevenimos.

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