Cae el momento y siempre es una de ellas que llega corriendo ha empujarme al cielo, y lo romántico de la gravedad es su regla básica activada a su momento. Los pies contra el suelo, saltar ya no funciona como antes, falta un ala, un ala cortada que se llevo, aletear me hace perder el control y girar. Mi mundo sin control se estrella sin contenerse ni defenderse, otra muerte súbita que me deja en cama un mes más. Otra media vida desperdiciada.
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