martes, 19 de noviembre de 2013
Cerezo en su mirar
Ojos espirituales que emanaban una luz guiada por un destino oscuro, fue en ese momento cuando la vi. Hechizado por un incierto destino volví a observar y mirar una vez más sus ojos que seguían en aquel insólito lugar, donde me observaban sin pestañear. Luego fue su voz que en forma de palabras me cautivo y fue enamorándome sin desearlo, llevando mis palabras a donde las suyas disfrutaran del encanto. En su mejor momento me mostró su cuerpo, y con su cuerpo formo en mi otro cuerpo que nació de las entrañas de mi antigua masa. Mi nacimiento se produjo sin deja rastro y en su lugar quedo un hombre nuevo, subyugado por volver a renacer en sus brazos.
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