lunes, 27 de octubre de 2014

Sueños de caballería


La espada que se blande romperá aquello por lo que fue creada y su propia integridad. Lloran virutas de acero con cada golpe al mismo tiempo que hace llorar a una viuda amante. Las vibraciones del metal son como llantos, quejidos forjados.
El beso es un golpe devastador, romo en su suavidad, amputa con fiereza. La lengua que con su estocada penetra, secciona, se impone, y en la lucha mixta si eres vencido te proclamas vencedor.
Guerrero que lucha por princesas, por el suave néctar de sus bocas, esa miel es perfecta, como ella. No hay ogro o dragón secuestrador que sea rival para el hombre que desee la tentación de sentir y sentir, en cada trance, en cada abrazo de serpientes; lo que su porte de bronce degolló para conseguir.

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