Gotas cálidas que se deslizan como las
yemas por mi cuerpo. Rayos que abandonan la tormenta. Peces volando
por el agua. El domingo del desencuentro, el verdadero encuentro.
Luz amarilla sobrevive al renacimiento,
crepúsculo antecedente. Un rocío temprano sobre mi cara, un sol que
despierta las mañanas, estrella compartiendo almohada.
Un cuerpo celeste bilateral que encierra en su aura el humo boreal.
Un cuerpo celeste bilateral que encierra en su aura el humo boreal.
El abrazo inundado nos rodea, haciendo
entre los dos un cuerpo mejor. La mirada empapada me observa desde un
rostro sonrojado, el vapor crea la miopía que nos admira. La linea
de tus labios es acariciada por un pulgar alejado de su par aferrado
a tu cintura.
El acercamiento crea la apertura, donde
sus compuertas liberan las lenguas. Un contacto proporcional de
fuerza, el tanteo novel de los amantes. Un sabor que rosa el paladar,
la mezcla química de la llama se materializa.
Los bocados desesperados se ahogan por si solos, la pasión sobrepasa lo tangible, lo anteriormente vivido. La electricidad se eleva, y aquel contacto físico se funde en roca, haciendo calor del frío.
Los bocados desesperados se ahogan por si solos, la pasión sobrepasa lo tangible, lo anteriormente vivido. La electricidad se eleva, y aquel contacto físico se funde en roca, haciendo calor del frío.
Entender el lugar que ocupas en mi
cuerpo. Comprender el inicio del universo. El beso de sal que marca
el comienzo, lo infinito del deseo.
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