sábado, 29 de octubre de 2016

Dado a dar


Gotas cálidas que se deslizan como las yemas por mi cuerpo. Rayos que abandonan la tormenta. Peces volando por el agua. El domingo del desencuentro, el verdadero encuentro.
Luz amarilla sobrevive al renacimiento, crepúsculo antecedente. Un rocío temprano sobre mi cara, un sol que despierta las mañanas, estrella compartiendo almohada.
Un cuerpo celeste bilateral que encierra en su aura el humo boreal.

El abrazo inundado nos rodea, haciendo entre los dos un cuerpo mejor. La mirada empapada me observa desde un rostro sonrojado, el vapor crea la miopía que nos admira. La linea de tus labios es acariciada por un pulgar alejado de su par aferrado a tu cintura.
El acercamiento crea la apertura, donde sus compuertas liberan las lenguas. Un contacto proporcional de fuerza, el tanteo novel de los amantes. Un sabor que rosa el paladar, la mezcla química de la llama se materializa.
Los bocados desesperados se ahogan por si solos, la pasión sobrepasa lo tangible, lo anteriormente vivido. La electricidad se eleva, y aquel contacto físico se funde en roca, haciendo calor del frío.

Entender el lugar que ocupas en mi cuerpo. Comprender el inicio del universo. El beso de sal que marca el comienzo, lo infinito del deseo. 

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