martes, 25 de octubre de 2016

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La pantalla queda a ciegas, la oscuridad se despliega. Repaso los últimos momentos de la cinta, me hago con su mensaje, con lo que aporta a mi vida. Y olvido para sumar entre el negro que subyace. El brazo corta entre la almohada y tu nuca. Apagas el portátil, me miras...

Tras el beso acelerado que anhela los carnosos labios, el contacto trae alientos que dispersan la pasión. El bao empaña las gafas que portan la visión que despojo de ellas, sólo basta el tacto para observar.

Miras y apenas miras, pero no lo necesitas, el sabor de mi boca indica mi dirección, buscando con tus manos mi erección, un efecto que no busca tus adentros. Meramente el disfrute femenino. Las saliva de nuestras bocas se conecta en una alianza de lubricar. Corazón e índice van a recolectar el néctar caliente de las fauces fogosas. Siento desde el pecho el ardor de los senos que calientan en el aplastamiento. Creando entre nosotros un microcosmos.

En la penumbras parece brillar, con la luz de luna que se cuela por las rendijas de la ventana, la emulsión de nuestras bocas que traza una órbita en la oscuridad de nuestra habitación, sobre un pequeño mundo de sábanas. La estrella fugaz que transportan mis dedos, la chispas del volcán. Tal cual habitual, la suavidad de unas piernas desnudas, y la fragilidad de unas bragas que portas en intención de ofrenda a mi destrucción. Formas parte de la acción facilitando el exceso, dando un paso hacia el costado, mostrando a las estrellas el signo de la mujer. Desplegando a la intimidad que los enamorados entienden. Un lugar en tu interior donde podes leer de la electricidad que enciende.

Ya adentro, tus manos se vuelven locas, buscando el tacto propio, aceptando el deseo de antemano en la búsqueda de un progresismo ofrecido. Sin la necesidad propia de sentir en carnes mi existir, sin un sexo claro a mis estímulos. Sobrado de ti, de tus gemidos tranquilos, de tus piernas palpitantes, de la mirada perdida en la penumbra, del aroma pesado que se embaza en los pulmones agitados. Del tacto y el sabor, de una piel eterna que se prueba, que baja por la garganta, en la contradicción de un gusto particular que no se resiste a saborear, necesitando más, volcando desesperado la necedad de las manos a una actividad gloriosa, usando la boca como formula. Entrando a tus interior con la lengua roja, atraído por tu clítoris como felino, dilatando las mis pupilas para absorber tu luz en la oscuridad. Admirarte en completo, queriendo todas las maneras de posesión y de entrega.

Tras los minutos, tras el sudor, la envolturas de mis brazos y mantas, unos ojos tuyos que se cierran y descansan, y los propios en brevedad, acompañarán. Pero antes lo habitual, seguir sintiendo tu presencia, repasando nuestro pasado, todo lo peleado, las batallas, las lágrimas. El conteo total de triunfar. En resolución, como resultado, la felicidad que termino contando, dibujando una sonrisa entre sueños, despertando con ella para regalarte mi vida en otro nuevo día, para ser tuyo de por vida, para disfrutar juntos lo que nos quede de vida.

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Tengo mis momentos de parón, de vacíos donde nada se libera, a veces como un cultivo a la espera de trasformarse. Termina brotando, y los mensajes llegan de maneras surreales; un sueño, una imágenes insignificante, un punto de viste revisado que descubre nuevos lugares donde siempre han estado. De esa manera nos encontramos, de la forma sincera en la que nos amamos.

Me has hecho entender el miedo que tienes, lo frágil que eres realmente. Donde la postura ruda es la pantomima de toda la verdad que es más cruda que tus mentiras, que ya se plasman duras.
Esos ejemplos constantes que das, de estupidez infantil, que no es más que un aburrimientos atroz envuelto en ignorancia. Como juegas con tus amistades a absurdos, mintiendo, manipulando, y lo mismo que intentas conmigo sin mucha cuerda. Podrías estar inspirando tu mundo, pero en vez de eso lo desgastas. Me haces participe de cierta complicidad que me daña. Por amor, por afecto, por el dilema del erizo que nos acompaña.

En mis sueños, estas junto a mi, de la única forma posible, feliz. En mis sueños eres muy igual, pero completamente distinta, con metas, con amor, no reniegas absurdamente de lo que sientes. Te has hecho fuerte.
Estudias, trabajas, da igual, porque estamos juntos. Somos felices, y ambos hemos crecido mucho. Vivimos solos, viajamos. He progresado mucho con mis escritos desde que estas conmigo, y tu has seguido mi consejo respecto a los monólogos. Eres muy buena, y nos pasamos el día riendo, con ellos, o con lo casual; insisto medio en broma que tomes clases de actuación.
Tu me despiertas lugares de mi alma hermosos, soy muy feliz contigo, y tu pareces muy satisfecha con tu decisión de venir. Ya llevamos unos cuantos años juntos.

A veces cuando hablamos, todo termina en la misma acusación, como si fuera realmente una excusa mi amor por vos, mis deseos y pasiones. Jamas pondré excusas, ni cambiare la forma en la que expreso lo que siento, porque la única manera es la honestidad. La felicidad que tu puedas ofrecerme tendría que ser estimulo para ti, un atractivo de sobra para venir.
Expresas mis sentimientos, como algo negativo, una tonterías gigante, como si yo hiciera todo por mi felicidad, y que yo sea feliz te niegue a ti tu felicidad. Hasta donde yo entiendo, tus parejas que han hecho infeliz, te han silenciado, han retenido tu libertad. La idea que yo tengo de las cosas es muy distinta, no intento esclavizar, si no enseñar, lo que yo pueda enseñarte, y los desacuerdos que pueda tener contigo, siempre sera constructivos. Son guías y consejos, con experiencias que he tenido e intento mostrar.
Regresas a menudo con esa ideas que sabes bien que están desfasadas, que se hicieron polvo hace mucho tiempo, que hemos discutido y dejado en claro. Su falsedad. Eres inteligente como para entenderlo, pero es aquella mentira autoinfligida la que habla, tus miedos y dudas, pero no tu esencia pura.

No es que yo me quiera poner en un lugar de superioridad, pero lo que yo hago tu no se lo puedes enseñar a otro, nace en lo personal de cada uno, y se tiene o no se tiene. Pero por experiencia he sabido que imponer una actitud tan particular, es algo muy conflictivo. Puede aparentar en un principio, pero termina pudriéndose. Eso tu lo sabes muy bien, como una persona parece algo, que al final no es.
Soy la persona que mejor conoces y mejor te conoce, no en lo cotidiano quizás, pero soy capaz de verte, de ayudarte. El problema con los demás, es que ellos no piensan en ti, no ponen en disposición su vida para mejorar la tuya, cocientes de quien eres. No son capaces, porque son mediocres, no tienen claro quienes son, a donde van. No entienden el significado de la vida como lo entiendo yo. Estoy para vos, y tengo años enteros de ejemplo, te lo he demostrado, y más seguridad no se como darte, ya he cumplido a distancia, ahora falta que vengas, que me sientas.

Intento ayudarte, hacerte feliz. Te voy a apoyar y sacar lo mejor de ti. Trabajar juntos en vivir, un compañero, un amigo. Todas las hermosas cosas que necesitas de una pareja las tendrás en mi. Crecer no es fácil, pero bien acompañada es más divertido.
No quiero que me pierdes, y tampoco quiero perderte, nadie me hace sentir como lo tu lo consigues.

Tengo algo que otros no, y aunque no tan ideal en algunos aspectos como te gustaría, se que estoy a la altura. Sólo necesitas aceptarme, como yo te he aceptado a ti, volver a estar juntos, y cuando cumplas 18, venir a conocerme. Es entonces cuando decidirás si soy lo que necesitas o no. Pero para llegar a eso tenemos que trabajar juntos. ¿Tu te puede comprometer a estar juntos? Volver a ser novios hasta que llegue ese día? Es algo que yo necesito saber, que pienses y me digas. No estarás sola, y no sera un sacrificio. Sera algo bueno para los dos, estoy seguro. Eres mi amor, te daré siempre lo mejor de mi.  

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