viernes, 11 de abril de 2014

Mientras las clases


Un momento de recuerdos, millones, y ninguno bueno. Pero en ese momento recuerdo un presente verdadero, el de ella y sus ojos que no son negros. Una realidad de amor dolorosa que promete todo a cambio de gracia. Ella y sus incertidumbres, ella y su tenacidad, ella y los caprichos, ella y todo lo que representa. Pero crea las razones y el miedo a llorar; lloro igual, me enamora en realidades de deseo y un amor sincero.
Espero su llegada al anochecer, pues el mundo no gira del mismo modo en una isla al atardecer que en un desierto al amanecer. La pienso imaginándome, y me imagina a su lado, pasando notas a su lado, pues nadie sabe que nos amamos. Desde que ella existe volver a la escuela parece dulce, lo salado forma parte de la delicia, cuando en mi mente barro los cristales de su sonrisa con la ayuda de la mía, tras un bocado de algo por mi preparado. Busco más allá de lo lejano, donde la fragancia de la verdad es espolvoreada por una flor rosada, la flor que viva sin nada, solo con la belleza de ser amada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario