miércoles, 30 de abril de 2014

Savannah no sera un sueño


Regresando a la postal en la que nunca estuvimos te dije algo al oído, que escucha atentamente ciertas palabras que el recuerdo recuerda siempre destino, que recuerda difusa pero bella. Recuerda las lagrimas y la belleza de la postal, que se tatuó en su momento en tinta pistacho.
Al pensarlo lo preguntas, preguntas a mi mente si lo que vives fue real, si el sueño forma parte de un sueño, o de otro sueño, uno de esos de las fotografías que señalas, las que cuelgan enmarcadas del muro frente a la cama. El brazo se estira y el puño se esconde para destacar el extremo de la uña. Señala un lugar o todos ellos, señala a donde tengo que mirar y observo los recuerdos que revive la pared. Miro y te observo, y llego a pensar que fue solo un sueño, porque recuerdo que antes de llegar a ese encuentro entre las fotos y tu dedo, yo soñaba con ello. Despertabas a tu manera, me despertabas y señalabas sin decir nada, observaba y te miraba, me acercaba a un lado, movía los labios, despertaba.
Siempre son sueños, tanto dentro como fuera de ellos. Es el sueño vivo o perdido entre dos mundos idénticos. Siempre tú, señalando algo eterno.

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