domingo, 27 de abril de 2014

Pacto / Dulce vida


Me ensucio las manos con ilegibles palabras, escribiendo aquellas pautas que remite mi alma.
El tiempo pasa en esperas inesperadas, y las horas se acompañan con un poco de agua, fresas y ansias.
El teclado es musicalidad solitaria, invitada del anochecer, acompañante indescifrable de melodías bastas, artífice de poesías amadas.
La isla personal solitaria, formaciones de cavernas crean un hogar donde su hogar se alimenta de la llama del corazón de una joven solitaria. Forzado a resistir mi propio calor, mi propio ardor frió que busca sus manos templadas, la sensación fresca y tibia de la compasión que regala tú amor.
Cuando lo que digo se trasforma en incertidumbre, su mirada, sus oídos en su mente que replica mi palabra fijan su atención. Se prepara para el beso al acecho, donde su confusión se trasforma en hecho, las voces letreadas se esfuman, quedando dos almas, un beso, y millones de anhelos. Silenciado por un amor verdadero.

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