lunes, 24 de noviembre de 2014

Imágenes enteras


Dos personas que se aman conectaran. Más allá de los espacios vacíos existe una realidad ocupada por los miedos ya nacidos. Lugares misteriosos a los que llegar, lugares hermosos siempre esperando, en cada trayecto nace un oasis que aguarda por momentos secretos.

Saber estar forma parte del enlace triunfal, entender la realidad beneficia el tiempo, cada segundo tras cada parpadeo, encontrar al aliado en los sueños.

Sentada a mi izquierda ella es la más bella. Mira los caminos en silencio mientras suena una música que le provoca paz. La tranquilidad es un aliado y ninguno dice nada innecesario, toma mi mano mientras vamos juntos a la cuarta marcha, todo se acelera en minutos a cámara lenta.

La piel de brilla es una buena película, la piel que brillas es una maravilla. Dueño hoy de todo un ser humano, poseído por lo poseído me lleno de la sensación que lo es todo. La sonrisa, la mirada, la gracia de ser divina, el intelecto naciendo de la caligrafían me conmueve hasta las entrañas; llena en mi el producto que evoca la trasformación.

Lo que ya no cuelga de la garganta nunca fue, las verdades anticipadas fueron ignoradas, las palabras son vínculos que estrangulan o abrazan, el amor de verdad prevalecerá sin artificios de bisutería barata.
Ni los besos ni los abrazos tienen la potestad de la lucha diaria, porque la hombría calificada solo la da la consciencia sensata de aprovechar la vida para alguien más. Donde la princesa es puramente amada.

Las fotos se camuflan en algo superior, una tras otra van pasando, acumulándose en mi regazo, formando ya una avalancha más hermosa que una catarata. En mi mente ya no se si miro una u otra, pues todas ya son grandiosas en un mosaico espiritual donde en todo momento estas a mi lado.

Cuanto falta, lo repetimos sin pronunciar palabra, nada calla, todo forma parte de la intrincada verdad de la satisfacción final. Espero que tus pies soporten la espera, que ninguna otra mirada confunda lo que ves cuando dejas por unas horas de verme. Espero solo una cosa real y no es una petición lejana, mi promesa personal de no volver a tropezar en el camino de ser quien debo.

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