martes, 16 de junio de 2015

Mi cuerpo es celeste


Doblo la apuesta en nublada luna llena, gritando amor a mi gran amor.
Escarban los escarabajo en mis etéreas profundidades, siendo precavidos con la carne. Nadan entre la fibra muscular con densa soltura, en sus cuernos llevan un fragmento del mensaje enrollado en pergamino de papiro. Las letras de tinte molusco se escriben con la caligrafiá de un patricio. La lírica es mía, el afecto mutuo.

Fotocopia del lado oscuro de la luna, crisol en tonos grisáceos, un inmenso parámetro.
Espero el tintinear de un timbre digital, la campana escondida en ningún lugar. Disfrutando el agua caliente en la órbita del fuego eléctrico, luz que ilumina la formación de sombras. Ella crea un perfil de mi, miro al neutro espejo sin encontrar mis ojos, los parpados caen hallando tu rostro.

Con la cabeza puesta y el cerebro aparte, la calavera esta llena de cosas tan bellas como frágiles. Quiero recordar sabiendo que puedo, resignado a esperar a los que llegaran. La fe es un pase fiel, cada paso no es vano, las acciones son un regalo de acción, el engranaje de la producción.
Comestible como aprovechable. El puente se forja con las más peculiares cosas. No afirmarían al verlo con la palabra caramelo.
Parece no acabar, pero tendrá su final.

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