domingo, 20 de octubre de 2013

Dios es uno / Ella es uno


Dios creo luz, nieve y montañas, y comenzó a invernar. El desgaste, el paso inevitable del tiempo derritió la nieve mediante el calor de la luz, la nieve fue fluida y acaricio la roca infinitamente hasta desintegrarla. La cumbre olímpica fue cediendo sus atributos, fue creándose a si misma, renovándose mientras mamá dormía, siendo nuevo mundo, lleno de paisajes y atmósferas nuevas. El cóctel mineral que se engendro a partir de la sopa de calor vio nacer tus ojos, ojos del color del pino alpino. Una mirada que encuentra en los valles helados un destino, una forma de ser, que espera cuidadosamente al frió cálido que la cellisca promete. Su piel nevada es una delicada marea, como esas primogénitas que el destino provoco cuando nada era nada. Su espera es eterna al igual que su belleza camuflada entre bosques frondosos que llama hogar, una terneza lejana envuelve todo su existir, creando a partir de sus pensamientos un lugar similar, donde abita todo aquello que puede amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario