sábado, 5 de octubre de 2013

Lamentablemente consciente / 4 días hacen 15 horas


Desde el horizonte una ciudad flotante, donde las nubes se cruzan con el mar: una utopía submarina; de cualquier forma inalcanzable. Desde mi abitad es lo que encuentro creer, oscuro estrellado cielo perlado salpicado de dorado. Al regresar a mi escondrijo lo observo, los observo y me hipnotizo, un paraíso lejano de reino encantado. Un instante puro nació de el, conecto con la bondad de verdadero hombre y se corto con el disco brillante con el que de otro forma fue enlazado.

Tosca historia, importante, original, necesaria. Recordada. El estrés del porqué que raspa el paladar, pan duro saboreado desde un puente, necesidades rotas, esperanza deconstruida, algo que pasa y no pasa, que es y no es, pero sigue siendo, es, y eso es importante y duele y marca y permanece. Y lo estoy escribiendo.

El cerebro quiere fugarse taladrando la prisión craneal, la tensión de mí consciencia por resguardar trae consigo pensamientos positivos, de ti y de la nada, de un sueño desvanecido en el pesar.

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