domingo, 13 de octubre de 2013

Escapando del pasillo laberinto


La vida que destroza, destroza todo. Solo la vida es capaz de desatar las más burdas locuras. La necesidad que tiene la vida de ser así vivida.

Al final es intocable, irreversible te da lo que te quita y te quita. Ella tan dulce y real. Inocente estúpida que no hace más que tropezar incoherente, incapaz y aun más torpe y atroz.

Que insensibilidad tan dulce, contestataria antes las verdades duras, consiente de la pizca de dolor que propone entregar, lo tiene claro, así de claro golpea.

Lidiando en intrincados muros, cemento, carne y aire retorciendo intestinos de existencia.

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