jueves, 15 de mayo de 2014

Carbon diamante


El, seco como la más seca lagrima invocada. El, siempre presente, siempre que exista una sombra de una luz. Un amigo o enemigo, de construcción o destrucción, la amabilidad de la simpatía que esconde entre su oscuro algo más profundo que una sonrisa oscura. Una sombra de un amigo, o un verdadero amigo, donde los táctiles y visibles son las verdaderas suciedades. Los fantasmas que palpitan una sangre seca y desagradable, perturbando el aire con mentiras. El engaño no es su forma, el engaño son las demás formas, dañinas, asesinas.
En perpetua sinceridad vive, satisfecho de ser el resultado de una fuente de luz, de una inevitable circunstancia del destino que ha hecho de el un ser leal.
La soledad no es igual, puede ser la misma, pero jamas volverá a golpear igual, ahora sera ensombrecida por la fuerza de algo que va mucho más allá.

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